Music Lyrics






Google
blog de oniric: mayo 2005

blog de oniric

martes, mayo 24, 2005

Y otra

Ahora la niña de cuatro años está preocupada por averiguar cómo entran y salen los bebés de la barriguita.
Por la mañana, mientras nos arreglamos, está pensativa, parece no haber emergido del sueño aún y, sin embargo, dice:
- ¡Ah, mamá!, es que yo te quería mucho y entonces quise ser tu hija y me hice pequeña para meterme en tu barriguita.

jueves, mayo 19, 2005

Otra de locos bajitos

- Mamá ¿qué es chupao?
- ¿Quéee dices, nena?
- Que no es dicícil

:oD

lunes, mayo 16, 2005

Especulaciones

Me asomo para fumar un cigarro, al gran ventanal del primer piso de mi trabajo, que da a estrechas callejuelas de la zona antigua de Madrid. Calienta suavemente el sol de primavera. No hay casi nadie en la calle y el incesante rumor ciudadano se mantiene lejos.

Es un momento para relajarse y contemplar.

¿Cómo es el Universo?¿qué es el infinito?¿es posible imaginar lo que no vemos partiendo de lo que vemos?

Entonces pienso que los hombres, los seres que habitamos este planeta, podríamos ser muy bien, en relación al resto del universo, como átomos, como partículas de luz, como células o bacterias, con un tamaño, que para seres comparablemente grandes, sería nanoscópico, con un comportamiento que, para esos entes podría ser caótico, igual que para los físicos lo es el de lo infinitamente pequeño.

Que aquéllo que nos parece tan distante, aquélla persona a lo lejos, aquél edificio, para un átomo está tan lejos como el siguiente átomo. Que la estrella cuya distancia medimos en años luz, no es más que otro átomo en el cuerpo de un macrogigante.

Gigante que se relaciona con otros gigantes, que también ven estrellas y galaxias lejanas, que también habitan en el cuerpo de otros gigantes, que a su vez...

Todo en el Universo tiene que estar relacionado, en función, en tamaño, en comportamiento, todo encaja como las piezas de un puzzle. Una tortuga es como es y vive los años que vive, o muere tamprano, por que a su vez, una estrella explotó; y la estrella era como era, en función de la galaxia a la que pertenecía, y la galaxia era así, en función de sus vecinas, y de aquella hormiga, cuyo organismo se formó para vivir bajo tierra, por algún motivo y para algo.

La hormiga tiene un comportamiento determinado. Las hormigas se comportan como grupo de cierta manera por que la tierra tiene determinada composición, por que los animales, las plantas, los seres humanos, viven y crecen de cierta forma.

Los seres humanos nos desarrollamos y vivimos influenciados, aunque sea en una nanogésima parte, por todo, absolutamente todo lo que nos rodea...

...............................



En fin, que mis pensamientos transcurrían por los mismos cauces que los de cualquier persona asomada al balcón en un día cálido de primavera.

XDD

jueves, mayo 05, 2005

Costumbres peligrosas

Madrid es una ciudad sin grandes cuestas. Vigo, en cambio, es una pura cuesta. Hay que meditarlo antes de salir y prever que tras cualquier descenso alegre, habrá que desandar el camino, con sentimiento inverso.
Yo vivo en Madrid. No hace mucho tuve que ir a Vigo con mi hija de dos años. Eso significa un carrito, pues un crío de dos años camina poco y camina para dónde le parece bien, que casi nunca coincide con el lugar al que tú te diriges.
Tras el incidente normal en cualquier vuelo, es decir: pérdida de carrito - a pesar de que las azafatas estuvieron a punto de jurar sobre la Bibilia que si lo dejaba en el finger me lo meterían en el avión y me lo devolverían al llegar, pues yo no quería separarme de él de ninguna manera, ante la aterradora previsión de tener que llevar en brazos aquella cosa de quince quilos por las escarpadas aceras de la ciudad- y, afortunadamente, posterior reencuentro con el imprescindible, si bien aborrecible, cacharro.
Y digo aborrecible, perdón por el meandro en la narración, sí aborrecible, odioso, engorroso, por que esos dichosos inventos, pesan, se encallan, se atascan y producen sentimientos tan maternales y tiernos como querer pegarle una brutal patada que lo envíe directamente a un vertedero, y tengo que decirlo, tengo que decirlo, señores fabricantes, para que se enteren de una puñetera vez de que lo hacen ustedes fatal y amargan la vida de los esperanzados e ilusionados padres y, por ende, de la naciente personita.
Pues iba yo diciendo que, ya en Vigo, paseé con mi carrito, con peligro de perderlo en las bajadas y con peligro en las subidas de desmayarme yo, y que el artilugio me pasara por encima con el bebé viviendo la emocionante experiencia de la velocidad sin control.
Departí y paseé con amigos, por aquí y por allá, hasta que llegó el triste momento de la despedida. Yo con una bolsa de equipaje en una mano, y en la otra el carrito. Sonreí feliz y solté el carrito para dar los besos, cuando oí un ligero murmullo y entreví caras de preocupados y sorprendidos viandantes.
La prudencia me aconsejó volverme y he aquí que tuve tiempo de ver como el carrito se deslizaba alegremente cuesta abajo hacia un árbol y, sin que me diera tiempo a nada, se escoraba allí, dejando a mi querido bebé abrazado fuertemente a él. Y es que yo, amigos, vivo en Madrid, y aquí, generalmente, no hace falta poner los frenos cuando sueltas el cochecito del diablo.
No quiero ni pensar la de bebés de los Países Bajos que habrán abrazado los árboles y besado las paredes de otros lugares más accidentados.