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blog de oniric: septiembre 2004

blog de oniric

lunes, septiembre 27, 2004

An Angel at my Table

Janet Frame

Entre otras obras, destaca esta autobiografía, llevada al cine por Jane Campion.
Era una chica tan sensible, tan increíblemente tímida, tan insegura, que fue diagnosticada como esquizofrénica y encerrada en un psiquiátrico durante varios años. Por supuesto recibió terapia electroconvulsiva. Pero eso fue bueno, comparado con lo que estuvo a punto de suceder: decidieron que debía practicársele una lobotomía. A punto de ser operada, un prodigio le salvó: recibió un premio por su obra poética 'The Lagoon'.

Estúpidos cabrones inflados de conocimientos, de falsa ciencia y de egolatría. Gilipollas.

La pregunta de una niña


Mamá ¿qué come la luz?

por vivir

Silencio.

Soleado. Sol matizado por el enlace con el mar. Mediterráneo.

Luz blanca.

Quietud.

Se oye volar a las golondrinas.

Sus avisos dejan un eco suave que se desvanece muy despacio.

El aire es totalmente puro. La vida se desliza con mucha lentitud. Todo está aún por vivir.

Hay aún una noche estrellada, que contemplamos desde un banco, en verano. Yo me asombro. Las estrellas. ¿Se pueden contar?. Oigo por primera vez la palabra infinitas, y me quedo pensando, tratando de entender; y lejos, tan lejos que no podemos cogerlas; ni llegar a ellas.

Y es una noche suave.

Recuerdo las pequeñas baldosas de colores de una amplia avenida. Aún están ahí. Si las miro ahora siento. Aquel paseo, aquellos días, vienen a mí y me gustaría quedarme suspendida, mecida largo rato en ellos.

Detener esa gota de felicidad; ese sonido que no existe sino en mí, que nada puede imitar.

Una nota que de vez en cuando reverbera y me trae mis anhelos, lo que estaba por vivir.

Una promesa...desaparecida.

Pero que vive en mí. La sonrisa de los sueños que acaricias.

miércoles, septiembre 15, 2004


todos los niños

miércoles, septiembre 08, 2004

TODOS LOS NIÑOS

Resultó profética la mirada con la que me había encontrado; profético, incluso, mi estado de ánimo. Sólo que yo no creo en la capacidad de adivinar el futuro.

Sirva, pues, esa triste mirada, para recordar a todos los niños cuya inocencia ha desaparecido entre las negras alas del horror.

miércoles, septiembre 01, 2004


miradas

Lágrimas ocultas

Se acabaron las vacaciones. Definitivamente. Adiós paisajes absolutamente azules, adiós brisa de mis sueños, adiós sueños sin rupturas, adiós bailes en las olas, entre espuma, risas limpias, eco de golondrinas, evasión del pensamiento, olvido.

Tengo los ojos llenos de lágrimas, durante casi todo el día, todos los días, y no puedo llorar.

Hoy llevo una camisa de manga larga; negra. Me ha buscado desde dentro del armario, ella. Seguramente es el abrigo de mi tristeza.

Ayer me equivoqué de día. Luego me vengué: aproveché el paseo perdido para ir a recoger los libros que llevaban tiempo esperándome.

El diario de Anna Frank me miró profundamente desde un escaparate, aprovechando que mi coche estaba detenido con paciencia delante de él. Hace mucho tiempo que tuve ese libro. Nunca llegué a acabarlo; sin embargo ¡me llegó tan hondo!; mejor no seguir, mejor no llegar al final. Tardé mucho en querer saber qué había pasado.
Mi coche estaba detenido en uno de tantos atascos, yo miré por la ventanilla y allí, frente a mí, estaban los inmensos ojos inocentes de Anna Frank, el dulce óvalo de su cara, la tristeza apuntando al fondo de su mirada, el futuro feroz dibujándose ya en sus pupilas. Toda la tristeza del mundo entero en una mirada; el símbolo de lo más hondamente humano.
No hace falta una tormenta, no hace falta que llegue un rayo para que todo tu cuerpo se conmueva, se quede clavado, se disuelva; sólo una mirada, sólo la mirada de unos ojos bellísimos.