NUESTRA EXPOSICIÓN: "FORMAS Y MÉTODOS"
¡¡¡Qué vergüenza!!! El tiempo que hace que no escribo...Y es que no paro. ¿Qué no os lo creéis? Pues os lo demuestro en esta entrada y en la siguiente. Una de las cosas en las que he estado muy ocupada es la pintura al óleo. Siempre me ha gustado, pintar, dibujar, las grandes cajas de madera llenas de lápices de colores, todas las formas de tubos y pastillas de acuarelas, óleos, témpera, acrílicos, embadurnarme los dedos con lápices pastel, mezclarlos apretando sobre las hojas de papel rugoso y grueso...
Algunos de mis amigos tienen algunos de mis dibujos. Muchos los tengo yo.
Cunado nació mi hija, con un boli, le hice un rtrato muy simple mientras dormía en la cuna del hospital, en la hoja amarillenta de un libro.
Cuando yo era pequeña, gané muchos premios de dibujo en el colegio. Pero sólo con lápices de colores. Recuerdo la inmensa frustración que me producían aquellas pastillas de acuarela tan malas y, sobre todo, aquéllos pinceles de pelos tiesos que no servían para nada y que, de usarlos, llegué a convencerme de que pintaba muy mal, sin darme cuenta de que la verdadera culpable era la mala calidad de los materiales que, en cualquier país amante del arte, deberían estar prohibidos.
Más tarde, el hecho que motivó mi furiosa vuelta al dibujo fueron las reuniones interminables, aburridísimas, kafkianas, inútiles, a las que me ví sometida en un puesto de trabajo a cuya dirección Zeus funda con sus rayos.
Paradójicamente, una situación tan frustrante hizo que mi lápiz y yo nos enamoráramos de nuevo y esta vez de forma mucho más madura, reconociendo mutuamente nuestro poder, buscándonos un día y otro, pensando en nuestro futuro y prometiéndonos fidelidad, algo que, en nuestra infancia y adolescencia nunca habíamos pensado, viviendo al día como vivíamos.
Nos íbamos sintiendo complacidos por las miradas de reojo que nos dirigían los que nos rodeaban. Nos sentimos complacidos cuando una compañera de trabajo, al ser retratada en secreto, al verse reflejada, nos arrebató la hoja para llevársela, sin pedir permiso.
Mis lápices pastel tuvieron su oportunidad cuando yo me caí esquiando y tuve que permanecer tres meses en cama. Se sintieron utilizados, recreados, acariciados y apretados contra el papel, mezclados unos con otros como no lo habían estado nunca, besándome los dedos y dejando su placentera huella en ellos.
Después fue cuando una amiga me habló de la Academia Decinti y Villalón, en la que yo he empezado a jugar con él óleo. Mi pintura está en la página 52 y ha gustado mucho. Pero no la miréis sólo a ella; hay muchas otras que son hermosas. En el otro enlace está la inauguración de la exposición en la Escuela de Ingeniería Técnica Naval. Os gustará.
http://www.decintivillalon.com/expos/catalogo.pdf
http://www.decintivillalon.com/expos/politecnica/index.html